Lo que alegan los diputados de Liberación Nacional respecto del artículo 93 de nuestra Constitución Política no es cierto.

Ellos se amparan en una interpretación de esa norma para forzar de manera arbitraria una nueva forma de votar en la asamblea legislativa.

Cada cuatro años cuando votamos por presidente, vicepresidente, los diputados, munícipes y síndicos, existe un mecanismo para hacer el voto público. Basta con solicitárselo a los fiscales que entregan las papeletas. Yo mismo lo he practicado. Pueden corroborarlo con el TSE. El voto secreto es un derecho no es un deber. Es un principio para proteger ciudadanos, no para atacar y cometer arbitrariedades.

Los diputados están obligados a votar en un papel, desde su curul y sin consignar su nombre. Nada impedía que utilizaran el lapicero que quisieran (es legítimo y es legal). Mientras los actos de los diputados de Liberación Nacional rompen con el orden establecido en el reglamento y son arbitrarios.